jueves, 9 de junio de 2011

los martires de uruapan y la gran parada

“Dicen que por aquí pasaron los Mártires de Uruapan. Los tomaron presos en Santa Ana Amatlán, al traerlos a Uruapan pasaron por esta calle, los traían descalzos y amarrados, los llevaron a la Plaza donde luego los fusilaron”
           
Tania Berenice bravo Arredondo
Secc. 22
Histórico social
Optativa-Historia de michoacan
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. Los Mártires de Uruapan.
                      La gran parada
El 30 de Noviembre de 18 63 el ejército conservador ocupa Morelia  y Uruapan se convierte por segunda ocasión en capital de estado, del 24 de Noviembre de 1863 al 18 de Febrero de 1867.
El 1° de octubre de 1865 llega a Uruapan el Gral. José Ma. Arteaga acompañado con su ejército.                              
El 2 de octubre de 1865 Maximiliano decreta que al salir del país Juarez, a todos los que se les encuentre con armas de fuego se les considerará "gavillas de criminales y bandoleros" por lo que deberán ser ejecutados.
El 4 de octubre de 1865 el Gral. Arteaga dispuso de una Gran Parada militar al oriente de la ciudad de uruapan  y mandando al Gral. Carlos Salazar al cuartel-maestre para que formaran una gran valla las filas de infantería y caballería, pasando revista a 2500 hombres.
El ayuntamiento ofreció un gran banquete estando presentes el Gobernador Vicente Riva Palacio, los estados mayores Generales Arteaga y Salazar, el Secretario Justo Mendoza, y del municipio Aristeo Mercado y Manuel Ocaranza.
A los ojos del emperador, los republicanos sin Juárez no eran más que forajidos. Maximiliano decidió aprovechar el rumor de que Juárez había salido del país y se encontraba en Estados Unidos, para expedir la ley del 3 de octubre de 1865, que sin miramientos condenaba a muerte a todos los defensores de la República. La nueva ley del archiduque no sólo significaba la muerte para los que continuaran empuñando las armas contra el imperio, sino también para aquellos que apoyaran a los republicanos con pertrechos de guerra, información, alimentos, caballos o cualquier otro tipo de ayuda. Ambos generales  Arteaga  y Salazar  luchaban por el mismo baluarte: la patria. Sin embargo, por momentos, no se entendían. Arteaga era metódico y reflexivo; Salazar bragado y audaz. No había encuentro en que no se recriminaran mutuamente ciertas decisiones, pero nada grave como para minar su autoridad. Entre la tropa republicana los dos generales inspiraban un profundo respeto. La traición apareció en los caminos de Michoacán los primeros días de octubre de 1865. Arteaga estaba al mando del ejército republicano y Salazar era su cuartel maestre. Juntos entraron a Tacámbaro el 10 de octubre. Dos días después, cuando se disponían a tomar el rancho, recibieron informes de que el enemigo se aproximaba. Con gran celeridad, las fuerzas de la república levantaron el campamento y se movilizaron hacia Santa Ana Amatlán a donde llegaron el 13.
El 13 de Octubre de 1865 a las 2:00 llega el Comandante Ramón Méndez con el ejército conservador y aprehende a Gral. Arteaga junto con el Teniente Coronel Jesús Díaz en donde estaban alojados, en tanto, también son aprehendidos el también Teniente Coronel Trinidad Villagómez en el cuartel mientras que y al Coronel José Vicente Villada junto con sus tropas.
El comandante Ramón Méndez regresa a Uruapan por un camino más largo, 16 en Tancítaro, el 17 de octubre pasa por  Peribán, el 18  Zirosto, el 19 Parangaricutiro y finalmente llega a Uruapan el 20 de octubre de 1865.
Mandaron a vigilar todos los movimientos de los invasores fuerzas imperialistas que comandaba el general Ramón Méndez al no haber movimiento se dispusieron a descansar cuando los invasores atacaron tomándolos a uno en un arroyo descansado y a Salazar en una casa donde dio batalla hasta que los llevaron prisioneros a Uruapan entonces capital provisional de Michoacán, para fusilarlos escudándose Méndez para vengarse, en el decreto del 3 octubre, ya que  meses antes, en esta plaza, los republicanos le infringieron una derrota aplastante y fusilaron a su hombre más cercano, los generales recibieron la noticia de que serían pasados por las armas el 21 de octubre. Junto con los dos generales, el teniente coronel Trinidad Villagómez, el coronel Jesús Díaz y el capitán Juan González.  
   Ya en el centro de la ciudad, hace desalojar la casa de la Sra. Viuda  de Gutiérrez para alojar a los aprehendidos. Frente a la Plaza, Méndez se instaló en la casa de la Familia Izazaga. Tomando en consideración el recién decreto promulgado por Maximiliano, Méndez elabora una lista y se la envía al encargado de los aprehendidos.
La lista contenía los siguientes nombres:
Al ver la lista otros oficiales del bando conservador decidieron perdonarle la vida al entonces Coronel Vicente Villada a instancias de que le debían la vida por lo que fue cambiada por Juan González.
Esa noche del 20 se les hizo saber y cada uno escribió su carta de despedida. Hacia las seis de la mañana de ese 21 de octubre de 1865 “empezó el movimiento de tropas y un poco antes de las siete eran sacados los sentenciados de la casa de la Sra. Iriarte, en el Portal Gutiérrez (ahora Carrillo) exactamente al costado sur del viejo Parián,  fueron llevados por el Gral. Wenceslao Santa Cruz y su pelotón a espaldas del Parián, en donde previamente habían puesto ya unas tablas en donde deberían de ser puestos para su ejecución.
. Les quisieron vendar los ojos pero Arteaga pidió no, quería salir con la cabeza en alto y viendo de frente el sitio de su suplicio.  Dos filas de soldados hacían valla y ante el muro del viejo Parián que se hallaba donde ahora está la Pérgola Municipal
Al incorporarse, Arteaga flaqueó. Salazar le dio el brazo y le dijo: “apóyese”, se echaron los sarapes a la espalda, abotonaron sus levitas azul marino del ejército republicano, y juntos y con firmeza caminaron hasta la plaza principal de Uruapan para detenerse a espaldas del Parián. Los cinco prisioneros se pararon frente al pelotón. Arteaga dio un paso al frente y dijo: “Muero defendiendo la integridad de mi patria, no como general, sino como ciudadano”.   Al terminar volvió a ocupar su lugar. Salazar, sin moverse, se desabrochó la camisa y enseñó a los tiradores dónde quedaba el corazón, y con voz inquebrantable dijo: “Voy a enseñar cómo muere un leal republicano asesinado por traidores”.  y grita "Aquí, traidores" se escucha una fuerte descarga quedando los cuerpos sobre las tablas previamente puestas.
Bibliografía

general José María Arteaga (1827-1865)
 Originario de la ciudad de México había visto sus mejores días dedicado a otras labores muy distintas del arte de la guerra: fue por mucho tiempo uno de los mejores sastres de Aguascalientes. Eran muchos y muy renombrados los capitanes guerrilleros que actuaban en distintas regiones a las órdenes de Arteaga: el general Vicente Riva Palacio y el coronel Nicolás Romero, prototipo del chinaco, mantenían viva la llama de la libertad en Zitácuaro y el oriente del Estado de México. El bravo general Salazar y el valiente hidalgo vizcaíno Nicolás de Régules cruzaban Michoacán de lado a lado sin dar tregua al invasor Una y otra vez las guerrillas mexicanas eran vencidas, y una y otra vez sus jefes volvían a levantarse y a hacer caer al enemigo en emboscadas sin fin, se había destacado en la lucha contra la intervención estadunidense, en batallas del Castillo de Chapultepec, en la propia Guerra de Reforma y en diversos episodios contra la intervención francesa, que le valieron su ascenso a la elite militar republicana,
El general Carlos Salazar (1829-1865)
Tenía una cicatriz en la frente. La patada de un caballo, al que le jaló la cola, lo marcó desde la infancia. Decían que parecía “el mismísimo demonio”. Originario de Matamoros, Tamaulipas, durante su juventud ingresó al Colegio Militar y fue compañero de Leandro Valle y Miguel Miramón. Fue otro de los niños héroes ignorados por la historia. No combatió en Chapultepec el 13 de septiembre de 1847, pero siendo cadete, se incorporó como voluntario a las tropas de Leonardo Márquez días antes de la batalla de Churubusco. Herido en una pierna, desde su convalecencia, vio indignado la derrota mexicana frente al invasor, pero más que nunca se convenció de su vocación por las armas. En los siguientes años, Salazar juró defender las ideas liberales. Cuando sobrevino la intervención francesa participó en la batalla del 5 de mayo de 1862 (donde obtuvo su asenso a coronel) y al año siguiente en la defensa de Puebla, donde cayó prisionero. El destino lo llevó a encontrarse meses más tarde, en la región de Michoacán, apoyando al general Arteaga. Participado directamente con Benito Juárez en distintos episodios. En san Luis potosí, el presidente Juárez le otorgo el grado de general Fue fusilado el 21 de octubre de 1865.
Coronel J. Jesús Díaz Ruíz
 (1822-1865). Nació en Paracho, Michoacán el 11 de febrero de 1822 en su tierra natal fue proclamado Coronel, muere fusilado junto a Arteaga, Salazar y Villagómez.
Coronel Trinidad Villa Gómez
(1837-1865). Nació en Valle de Santiago Guanajuato el 11 de mayo de 1837. A fines de 1859 tomó las armas contra los reaccionarios sentando plaza durante lo más álgido de la guerra de Reforma. En el ataque y toma de Uruapan obtuvo el grado de Coronel. Fusilado el 21 de octubre de 1865.

Capitán Juan González.
Comandante llegó a Michoacán con la Guerrilla del Coronel Francisco Hernández en 1864. Nativo de Texcoco y fue fraile Mercedario del Convento de México, fue fusilado por patriota siendo sacerdote.
El fusilamiento, sin previo juicio, ocurre al amparo del decreto expedido por Maximiliano el 3 de octubre de 1865, para fusilar de inmediato a los que pertenecieran a bandas o reuniones armadas
Los Mártires de Uruapan como liberales lucharon contra las fuerzas de la intervención francesa, que a mitad del siglo pasado pretendió imponer a México un gobierno monárquico. Así ellos y muchos más, no mencionados, cedieron sus vidas en la lucha por la defensa de sus ideales y sus principios más caros: el amor a la Independencia y a la autonomía de la Nación Mexicana.




El Monumento a los Mártires de Uruapan
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El levantamiento del monumento se había decretado en 1874 sin embargo quedó en el olvido, en 1887 Aristeo Mercado Diputado al Congreso de la Unión volvió a hacer gestiones para su ejecución y en 1890 el Ayuntamiento mismo de Uruapan pidió que se cumpliera la ley que decretaba su erección, propósito que toma sobre sí el ya entonces gobernador interino D. Aristeo Mercado urgiendo al Ministro de Comunicaciones General Manuel González Cosío y logrando que se hiciera el diseño y aprobara el costo de $10,368 para construirlo. El 21 de | en agosto del 1893. Su inauguración se programó para el 21 de octubre del mismo año en la esperanza de contar con la presencia de Don Porfirio Díaz y de su Secretario de Comunicaciones, pero ninguno de ellos asistió.
 En lo que es considerada la Plaza Central se encuentra en el costado izquierdo un espacio y un monumento dedicado a los “Mártires de Uruapan”.  Es un obelisco construido en mármol de aproximadamente 5 metros de altura en el que se tiene en la cara oriental el busto en bronce del Coronel Jesús Díaz Ruíz sobre una repisa de mármol y en el lado occidental y el busto del Teniente Coronel Juan González 
En las caras del obelisco, se encuentran los bustos de los militares José María Arteaga y Carlos Zalazar  junto con  los nombres de Jesús Díaz Ruiz y Juan González
La rebeldía de la ciudad se dejó ver durante la guerra que mantuvieron los liberales y conservadores, donde suscitó el apresamiento y fusilamiento de los Mártires de Uruapan, mismos que tiempo antes habían decidido organizar sus tropas en una “Gran Parada” que hicieron en el entonces oriente de la ciudad, donde actualmente existe una placa en la esquina del Paseo Lázaro Cárdenas y la calle Gran Parada.

1 comentario:

  1. Una página más de los hechos históricos en que intervienen patriotas ejemplares que a costa de sus vidas hicieron posible la reinstalación de la República

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